Desórdenes Alimenticios

Los trastornos de la alimentación, también conocidos como trastornos de la conducta alimentaria, son enfermedades graves que se caracterizan por trastornos importantes de las conductas de alimentación de una persona. Las obsesiones con la comida, el peso y la forma corporal pueden ser señales de un trastorno de la alimentación. Estos trastornos pueden afectar la salud física y mental y, en algunos casos, pueden ser potencialmente mortales. Sin embargo, los trastornos de la alimentación se pueden tratar. Aprender más sobre ellos puede ayudar a detectar las señales de aviso y buscar tratamiento temprano. Los principales desordenes alimenticios son la bulimia y la anorexia.

Causas.

Las causas de los desórdenes alimenticios no están del todo claras. De todos modos, se cree que en ellas participa una combinación de factores psicológicos, genéticos, sociales y familiares.

En los niños con trastorno del apetito suele existir una gran diferencia entre cómo se ven a sí mismos y cómo son en realidad. Las personas que padecen anorexia o bulimia suelen tener un inmenso miedo a engordar o a tener sobrepeso y se ven más gordas de lo que están. Además, algunos deportes y actividades, como la gimnasia, el ballet, el patinaje sobre hielo y la lucha, que enfatizan determinadas categorías de peso, pueden incrementar el riesgo de algunos niños y adolescentes a desarrollar desórdenes alimenticios.

Efectos de los desórdenes alimenticios.

Cuando una persona padece anorexia, su cuerpo entra en un estado de inanición y esta falta de nutrientes puede afectar al organismo de muchas formas diferentes:

- Descenso de la tensión arterial, el pulso y la frecuencia respiratoria.

- Pérdida de pelo y rotura de uñas.

- Desaparición de la menstruación.

- Crecimiento de lanugo, un vello fino que puede crecer sobre toda la piel del cuerpo.

- Mareo e incapacidad para concentrarse.

- Anemia.

- Inflamación articular.

- Fragilidad ósea.

Cuando una persona padece bulimia, los vómitos constantes y la falta de nutrientes pueden provocar:

- Dolor abdominal permanente.

- Lesiones en el estómago y los riñones.

- Caries dental (por la exposición de los dientes al ácido del jugo gástrico).

- Hinchazón de mejillas, debido a que las glándulas salivales se dilatan de forma permanente por el hecho de vomitar tan a menudo.

- Desaparición de la menstruación.

- Pérdida de potasio (esto puede contribuir al desarrollo de problemas cardíacos e incluso a la muerte).


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