martes, 6 de abril de 2021

El Alcohol en el sistema endocrino y nervioso

Nuestra sociedad es en buena parte una sociedad de bebedores. El alcohol está presente casi en toda ocasión de la vida e ingerirlo se ha llegado a convertir en un comportamiento social aceptable, que afecta y abarca a la mayoría de los aspectos de nuestra cultura.En nuestro país, el alcohol se emplea como recurso casi imprescindible en cualquier acto social, a pesar de ser una droga potencialmente peligrosa. Efectivamente, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el alcohol se considera una droga, pues cumple con los criterios que definen a una sustancia como tal: genera adicción, provoca tolerancia, y su ausencia conduce al síndrome de abstinencia. Por lo tanto, el abuso del alcohol podría llevar a problemas de alcoholismo y no sólo eso, sino que la ingesta excesiva de esta sustancia tiene consecuencias graves sobre la salud, como el padecimiento de miocardiopatías, delirium tremnes, psicosis, hepatitis, cirrosis,pancreatitis, déficits de tiamina, neuropatía y demencia.  

Sistema nervioso: 

Alteración de la membrana neuronal (aunque no es aceptada por muchos),acción inhibitoria en el SNC (por acción del ácido y amino butírico) y bloqueo de los receptores NMDA (motivo por el cual las personas tienen dificultad de recordar lo que sucedió en una noche de consumo de alcohol excesivo). Los efectos agudos del alcohol sobre el sistema nervioso son en su conjunto, el deterioro de la función mental y motora del cuerpo. Los efectos sobre un alcohólico crónico serian una vida más corta, sin dejar de lado el síndrome de abstinencia.

Sistema endocrino:  

Se ha sabido durante años que el alcohol (etanol) afecta negativamente la función hormonal. El alcohol tiene el potencial de dificultar el funcionamiento de las glándulas asociadas con la secreción y regulación de las hormonas, como la glándula pituitaria, lo cual puede dar lugar a complicaciones en la capacidad del cuerpo para mantener el equilibrio hormonal. 

La glándula pituitaria, por ejemplo, sintetiza y secreta hormonas esenciales de curación y reparación, como la hormona del crecimiento humano (HGH, según sus siglas en inglés). Esta glándula ha demostrado sufrir un deterioro notable debido a la exposición al alcohol. La insulina, una hormona importante que regula el azúcar en la sangre, puede verse seriamente afectada por el consumo prolongado de alcohol. 

Después de un consumo excesivo de alcohol, con frecuencia, el azúcar en sangre incrementa repentinamente de forma espectacular. La insulina llega al rescate transportando este azúcar (glucosa en sangre) a las células para que lo utilicen como energía. Cuando suceden los picos de azúcar en la sangre de manera fuerte y dramática, la insulina los hará desaparecer de manera similar, dando como resultado, por lo general, a unos niveles bajos de azúcar en la sangre. Esto puede ser particularmente peligroso para los diabéticos tipo II, muchos de los cuales ya tienen dificultades para mantener unos niveles normales de azúcar en la sangre. El alcohol también tiene el potencial de obstaculizar la capacidad del cuerpo para regular y absorber el calcio, generando un gran factor de riesgo para el desarrollo de la osteoporosis. Un consumo crónico o agudo normalmente resulta en problemas de salud a largo plazo, como daños en el hígado, disfunción sexual y úlceras. Y, para sorpresa de muchos, incluso la aplicación tópica de etanol ha sido considerada como un posible medio para el consumo




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